Estados Unidos - Derrame en el Golfo

Una lluvia tropical afecta aún más al derrame en el Golfo
La tormenta “Alex”, que podría convertirse en huracán, complica la labor para frenarlo.

La petrolera británica BP afirmó que sus planes para completar un pozo de alivio, la mayor esperanza para detener el derrame de crudo en el Golfo de México, marchan bien y que posiblemente sea concluido durante la primera mitad de agosto.
Pero la tormenta tropical Alex , primera de la temporada y que podría devenir huracán, amenaza con arruinar todo y suspender quizá por dos semanas los trabajos de contención de la fuga de petróleo, la peor en la historia del país.

BP dijo que había logrado recuperar 24.550 barriles de crudo el viernes, 3,5% más que el jueves. Desde mayo, recolectó unos 413.000 barriles. El gobierno estadounidense estima que la fuga vierte entre 30.000 y 60.000 barriles diarios (4,7 a 9,5 millones de litros) de crudo al Golfo.

El viernes, como se informó, las turísticas playas de Pensacola, en Florida, famosas por su arena blanca, fueron alcanzadas por la marea negra y las autoridades prohibieron los baños de mar en plena temporada de verano. Están afectados también los corales y las áreas para la importante industria pesquera. También los estados de Alabama y Louisiana ya sienten los efectos de la contaminación en sus playas y mar costero.





CATÁSTROFE | En Alagoas y Pernambuco

CATÁSTROFE en Alagoas y Pernambuco
Cientos de desaparecidos por las fuertes lluvias en Brasil

Todos los ríos de Pernambuco fluyen hacia Alagoas. Los torrentes devastáron las ciudades.

Las víctimas de las fuertes lluvias que afectan desde hace días al nordeste de Brasil se cuentan por decenas y podrían pasar a ser centenares si se confirma la peor de las hipótesis. Según Defensa Civil, 38 personas han muerto y más de 600 están desaparecidas en los estados de Alagoas y Pernambuco, donde el agua se ha llevado por delante casas, carreteras e incluso pueblos enteros.
El propio presidente brasileño, en una entrevista, prometió que trabajará para "intentar evitar un mal mayor" en el nordeste, una región que ya sufrió en 2009 las consecuencias de las inundaciones. En aquella ocasión murieron más de 40 personas y cientos de miles tuvieron que dejar sus casas.