En la Argentina, la basura electrónica, como en distintas partes del mundo, también es un problema: un estudio revelo que cada habitante arroja, anualmente y en promedio, 2,5 kg de residuos electrónicos cada año, lo que da 100 mil toneladas al año (el 5% de la producción china aproximadamente). La cantidad es mucho menor que la de la basura domiciliaria, pero la diferencia es que los desechos electrónicos tienen componentes cancerígenos; no es lo mismo tirar una cáscara de manzana que tirar un monitor.
Actualmente en la Provincia de Corrientes y como en casi todo el país, se deposita la chatarra electrónica en los mismos lugares donde se coloca la basura domiciliaria. No existe en esta parte del país un sistema de tratamiento de computadoras, celulares, pilas o heladeras en desuso.
Sería bueno que en la Provincia de Corrientes, trabajemos para el tratamiento de todos los residuos, las pilas, las baterías y los teléfonos, ya que estos tambien deben tener un tratamiento específico y lo mismo debe suceder con las lámparas de bajo consumo y tubo fluorecente (lámpara de vapor de mercurio a baja presión).
En un reciente estudio de la Agencia Ambiental de EEUU (EPA) y una Universidad, se determinó que la basura electrónica genera el 70 % de la contaminación de metales pesados (mercurio, cadmio, plomo, bromo, selenio, etc.) en basurales o rellenos sanitarios. Pero, además, cada vez que enterramos una heladera o una computadora, estamos perdiendo recursos minerales no renovables. Estos desperdicios estaran complicándole la vida a futuras generaciones, contaminando a las presentes generaciones y a los ecosistemas.
Algunos datos para tener en cuenta
• Un tubo fluorescente, por su contenido en mercurio y fósforo puede contaminar 16.000 litros de agua.
• Una batería de níquel cadmio de un teléfono celular puede contaminar 50.000 litros de agua y afectar 10 metros cúbicos de suelo.
• Un televisor puede contaminar 80.000 litros de agua por su contenido de metales en las plaquetas, plomo en vidrio y fósforo en la pantalla.
• Una plaqueta de un celular o una computadora tiene mercurio, bromo, cadmio, plomo y selenio, entre otros contaminantes peligrosos según la ley argentina de residuos peligrosos.
• Toda heladera o aire acondicionado tiene gases CFC que destruyen la capa de ozono, tanto en el gas refrigerante como en el poliuretano expandido.
Actualmente en la Provincia de Corrientes y como en casi todo el país, se deposita la chatarra electrónica en los mismos lugares donde se coloca la basura domiciliaria. No existe en esta parte del país un sistema de tratamiento de computadoras, celulares, pilas o heladeras en desuso.
Sería bueno que en la Provincia de Corrientes, trabajemos para el tratamiento de todos los residuos, las pilas, las baterías y los teléfonos, ya que estos tambien deben tener un tratamiento específico y lo mismo debe suceder con las lámparas de bajo consumo y tubo fluorecente (lámpara de vapor de mercurio a baja presión).
En un reciente estudio de la Agencia Ambiental de EEUU (EPA) y una Universidad, se determinó que la basura electrónica genera el 70 % de la contaminación de metales pesados (mercurio, cadmio, plomo, bromo, selenio, etc.) en basurales o rellenos sanitarios. Pero, además, cada vez que enterramos una heladera o una computadora, estamos perdiendo recursos minerales no renovables. Estos desperdicios estaran complicándole la vida a futuras generaciones, contaminando a las presentes generaciones y a los ecosistemas.
Algunos datos para tener en cuenta
• Un tubo fluorescente, por su contenido en mercurio y fósforo puede contaminar 16.000 litros de agua.
• Una batería de níquel cadmio de un teléfono celular puede contaminar 50.000 litros de agua y afectar 10 metros cúbicos de suelo.
• Un televisor puede contaminar 80.000 litros de agua por su contenido de metales en las plaquetas, plomo en vidrio y fósforo en la pantalla.
• Una plaqueta de un celular o una computadora tiene mercurio, bromo, cadmio, plomo y selenio, entre otros contaminantes peligrosos según la ley argentina de residuos peligrosos.
• Toda heladera o aire acondicionado tiene gases CFC que destruyen la capa de ozono, tanto en el gas refrigerante como en el poliuretano expandido.