Mar de Aral

El mar de Aral también llamado lago endorreico, o mar interior, se encuentra situado en Asia Central, entre los paséis Kazajistán, al norte, y Uzbekistánse al sur, en Asia Central. Hace unas cinco décadas se encontraba entre los cuatro lagos más grandes del mundo, con unos 68,000 kilómetros cuadrados de superficie.

El caudal que llenaba este gran lago, provenía de dos grandes ríos, el Amu Daria y Sir Daria. Pero sucede que en los años 60 del siglo pasado, las autoridades soviéticas, a cuya unión dependían estos países, decidieron canalizarlos para drenar las tierras desérticas circundantes y convertirlas en regadío. El plan era cultivar arroz, cereales y algodón para situar a Uzbekistán como el principal productor agrícola dentro de la Unión Soviética. El plan tuvo éxito.
La región de Uzbekistán donde se encuentra el mar de Aral es justamente una de las mayores productoras de algodón del mundo, pero se ganó este puesto a expensas de la biodiversidad.

El uso de fertilizantes y químicos para los cultivos terminó con la industria pesquera del lugar, y favoreció la aparición de tormentas de sal y arena que han destruido la flora y dieron lugar a la desertificación, sin nombrar la gran incidencia de enfermedades que hay en la región.

La disminución progresiva del nivel de las aguas acabó dividiendo el lago en dos volúmenes de agua separados, el mar de Aral Norte y el mar de Aral Sur, se construyó un canal artificial para conectar la parte norte y la parte sur, la conexión se había perdido, debido al descenso de las aguas.



Sin embargo, se llevaron a cabo trabajos para preservar el mar de Aral Norte, incluida la construcción de presas que garanticen la preservación de un flujo constante de agua dulce. El Gobierno de Kazajistán dio a conocer un plan para construir una presa de cemento, el llamado dique Kokaral, para separar las dos mitades del mar de Aral, de modo que se pueda elevar el nivel del agua en ese trozo del mar original y reducir los niveles de salinidad, el objetivo se logró. Por razones económicas, el mar de Aral Sur ha sido abandonado a su suerte. En su agonía, está dejando enormes llanuras de sal, que producen tormentas de arena, que llegan a sitios lejanos como Pakistán y el Ártico, y que hacen los inviernos más fríos y los veranos más cálidos. Uno de los intentos de mitigar estos efectos consiste en la plantación de vegetación en el antiguo fondo del mar, ahora tierra firme.



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